La fotografía erótica es un arte y como tal, provoca sensaciones contradictorias. Hay quién lo venera mientras otros lo encuentran chabacano y fuera de lugar. Pero, ¿cuál es el umbral que separa a una foto erótica de una pornográfica? ¿Qué características hacen que la balanza se decante hacia el arte o hacia la vulgaridad?
Para la fotógrafa y artista visual Sandra Torralba, hay varios puntos a tener en cuenta. ‘El primer aspecto es la intención. El erotismo busca disparar la imaginación, despertar sentidos y deseo. En cambio la pornografía busca la masturbación, la fantasía de estar en aquel momento haciendo aquello que se muestra’, sin segundas lecturas.
Para saber si una fotografía es artística o no, Torralba destaca el aspecto técnico y el mensaje. Según Torralba, todo artista tiene que aspirar a la excelencia técnica, independientemente de su nivel; tiene que haber una intención que se tiene que reflejar en la foto. También es muy importante el mensaje. El erotismo, como el humor, es un acto de inteligencia, con sutilidad y delicadeza. Si esto se convierte en vulgar, entonces sí que se ha cruzado la frontera.
Ceci Fimia hace 20 años que capta el lado más sexi de todo el que se pone ante su cámara. Para Ceci, la diferencia entre una fotografía artística y una vulgar también va ligada a los aspectos técnicos, como el encuadre o la luz, pero sobre todo en que haya una historia para explicar. El erotismo sencillamente es el vehículo para narrarla.
La mayoría de veces son los ojos que miran la foto que catalogan si es erótica o porno, si es arte o es vulgar. Ahora os presentamos algunos proyectos para que seáis vosotros quienes decidáis.